La escritora china en el exilio Li Jianhong ofreció ayer una conferencia sobre los derechos humanos en el auditorio de la ONCE invitada por la organización Amnistía Internacional. Acosada durante años por el Gobierno chino por expresar su opinión, Li Jianhong viajó en 2008 a Suecia y desde entonces China le impidió regresar. Ahora es refugiada.

Li Jianhong ofreció ayer una charla invitada por Amnistía.

¿La disidencia china es minoritaria? ¿Qué piensan las nuevas generaciones?

Los jóvenes tienen mucha información a través de internet y de las redes sociales, en temas sociales tienen un pensamiento más abierto. Hubo una campaña que surgió hace 20 años, en 1989 en Tiananmen, donde las autoridades chinas reprimieron a los estudiantes con tanques y armamento. Influyó mucho en las generaciones siguientes, después del año 90 la gente no se preocupa mucho de temas políticos piensa más en la vida personal.

¿Marcó un antes y un después?

Sí, la gente tiene más miedo después del año 89. Aunque la ley dice que tienen derecho a protestar y manifestarse, ya no lo hacen.

Usted tenía una web que le costó detenciones, interrogatorios, arrestos domiciliarios, despidos y que fue bloqueada por el Gobierno. ¿Qué escribía?

Me preocupaba de temas sociales, eran textos críticos con el Gobierno chino. También hacía estudios desde la última dinastía hasta hoy y comparaba la situación de China con países más democráticos como India, Japón o Corea, o sobre la situación de la disidente birmana Aung San Suu Kyi que estuvo muchos años de arresto domiciliario y ahora su país empezó a ser más democrático. El año pasado pudo ir a recoger el Nobel de la Paz que le habían concedido en 1991.

¿Cómo ejerce China el control de los internautas?

En la Comisaría crearon un departamento nuevo que se llama Policía de Internet, su responsabilidad es controlar las expresiones de la gente y las páginas extranjeras. Si en las páginas nacionales hay temas delicados que no le gustan al Gobierno directamente las cierra y si alguien publica cosas “peligrosas” pueden detenerle.

Usted realizó una estancia en Suecia en 2008 y después el Gobierno de su país ya no le permitió regresar a China. ¿Por qué?

Dicen que escribo cosas en internet que han perjudicado a China.

El Partido Comunista Chino aprobó unas reformas el mes pasado, ¿qué destacaría de esas medidas?

Una de las cosas más importantes es la abolición de los campos de reeducación por trabajo (un sistema extrajudicial de detención que permitió encarcelar a miles de personas). Es una buena noticia.

¿No hay mejoras sobre la libertad de expresión?

El Gobierno chino dice que la gente tiene derecho a la libertad de expresión, pero a mí me condenaron por decir lo que pienso.

¿Hay muchos periodistas y escritores encarcelados por decir lo que piensan en su país?

Ahora trabajo en una organización para ayudar a los periodistas y escritores que están en prisión, amenazados o perseguidos, el Comité de Escritores en Prisión (WiPC). En la lista tenemos a 45 personas en prisión.

¿Cree que ningún país se atreve a criticar a China por ser una gran potencia económica?

Sí.

¿En su opinión cuál debe ser la prioridad del cambio?

Lo primero es la libertad de expresión, es la base de todo lo demás.

¿Llegará ese momento?

Estoy convencida de que el futuro habrá más libertad de expresión pero no sé cuánto tiempo tardará en llegar.

¿Vendrá por las generaciones jóvenes, ahora quizá un poco dormidas, o se podría hacer un cambio desde arriba, desde el poder?

Desde Tiananmen la gente solo se preocupa de sus asuntos personales, aunque ha mejorado en que tienen un pensamiento más independiente. Unificaron los libros en colegios e institutos y en ellos hay historias que no son reales, los jóvenes ahora dudan de esas informaciones de los libros porque pueden consultar en internet y las redes sociales. Apoyándonos en esto, en las redes sociales y la alta tecnología, se podrá crear una sociedad mejor. Otra cosa diferente es la época de nuestros padres, el Gobierno chino les decía “tienes que trabajar para beneficio del país” y lo hacían, pero los jóvenes de ahora no le hacen mucho caso. Estoy convencida de que poco a poco irá mejorando.

Ha sufrido el acoso policial por sus escritos y sus actividades de disidencia política, pero no se rindió. ¿Sintió miedo por su integridad física alguna vez?

Algunas veces sentí miedo, antes de 2008 uno de mis amigos pensaba que estaba en peligro y que en cualquier momento me podía pasar algo.