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EL DIARIO DE MADRYN: Un monje tibetano diserta sobre meditación y no violencia
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Thubten Wangchen, miembro del Parlamento Tibetano en el Exilio, con una de sus sedes en Europa, quien a su vez es director de la Casa del Tibet en Barcelona, España, lugar en donde reside actualmente, disertará este fin de semana en Puerto Madryn disertará sobre meditación y no violencia.
Wangchen tiene una particular historia de vida: tenía tan sólo 5 años cuando el gobierno de China invadió Tibet y su madre fue asesinada; escapó junto a su padre y se exilió a la India, donde permaneció en situación de calle durante cuatro años, en la ciudad de Nepal.
Luego de que el gobierno indio tomara la determinación de escolarizar a todos los niños y jóvenes tibetanos que se encontraban en dicha situación, Wangchen se formó académicamente y, en la actualidad, recorre el mundo convocando la paz y la no violencia, a través de un mensaje puramente humanístico.
Tanto el día sábado como así también, el domingo, brindará dos charlas en “El Uno y la Belleza” (Paulina Escardó 158).
El primer día, la temática será “Importancia y valor de la Meditación”, mientras que la segunda jornada estará centrada en “Cultura y arte del budismo”; ambas se realizarán a las 18 horas.
Los valores interiores
En diálogo en exclusiva con el Diario, Wangchen contó que “todos somos humanos, sin distinción de raza, color, cultura, identidad o religión; todos somos hermanos y buscamos lo mismo, la felicidad y no el sufrimiento” y describió que “debemos despertar nuestros valores interiores, tener buen corazón, ser buenas personas y, después, intentar ayudar lo máximo posible a los demás, siendo menos egoístas”.
Además, puntualizó, en referencia a la meditación como uno de los ejes de serenidad de las personas, que “hay teoría y práctica, y si no se sabe la primera, la segunda es complicada; independientemente de si uno es budista o no lo es, cada uno puede aplicarla; quien busca paz, puede aplicarla”.
Invasión y exilio
Consultado sobre su historia personal, relató “Nací en el Tibet; mis padres eran tibetanos. En 1959, China invadió el país, el cual perdimos junto con nuestra independencia. Incluso, perdí a mi madre cuando tenía sólo cinco años, los chinos la asesinaron, y todos queríamos vivir, por lo tanto, como muchos tibetanos, pensando escapar de allí para sobrevivir, ya que yo era pequeño y no podía escapar subiendo y bajando del Himalaya, mi padre me llevó en sus hombros durante varios días; llegamos a Katmandú (dentro de Nepal), India, y estuvimos mendigando. No teníamos nada, dormíamos en las calles. Finalmente, cuando tenía 9 años, el Dalai Lama advirtió al gobierno indio que los niños y niñas de calle eran el futuro del Tibet, por lo que la educación era muy importante; el gobierno aceptó y empezó a buscar niños y niñas calle por calle (para escolarizarlos). Yo he sido uno de esos niños. Nos llevaron a la escuela, han sido muy amables y nos educaron bien. Me eduqué y me recibí, y a los 16 años ya era monje”.
“Nada es imposible”
Sobre esto último, destacó que “tuve mucha suerte de haber podido estar junto al Dalai Lama durante 11 años, estudiando, aprendiendo; ahora somos relativamente mayores y trabajamos responsablemente, hablando sobre lo que pasó, lo que le pasa y lo que pasará, a futuro, en el Tibet”.
Preguntado sobre las expectativas de, en algún momento, poder regresar a su tierra natal, Wangchen expresó: “Parece difícil, pero nada es imposible. Por lo tanto, nosotros luchamos de este modo para conseguir más libertad y autonomía en el Tibet. Actualmente, recorremos distintos países, dialogando con políticos y miembros del parlamento, presidentes y demás; queremos intentar explicar la verdad y luego recibir apoyo moral para el Tibet. Es mi trabajo. El mundo es consciente del Tibet, el problema es que muchos políticos, incluso la propia ONU, hacen un silencio sobre él, ya que detrás se encuentra la ‘gran China’, una potencia económica, además de que mucha gente no quiere hablar sobre derechos humanos y la libertad del pueblo. Sin embargo, nosotros estamos trabajando, luchando siempre pacíficamente, sin violencia, y nunca vamos a perder nuestra esperanza”.